“Hasta que la muerte nos separe”, “¡Asústame panteón!”, “…si muero lejos de ti…”, “Cuando el tecolote canta, el indio muere”, son algunas de las muchas frases que usamos lo mexicanos en la vida diaria, lo cual muestra la relación y culto a la muerte como una de las tradiciones más arraigadas que tenemos.
Nos reímos de la muerte, nos pintamos como ella, la honramos con ofrendas y hacemos de esta, toda una celebración -complicada de entender para los extranjeros-. El misterio se apodera del país con la llegada de noviembre, cada rincón se impregna de olor a incienso y cempasúchil.
No hay lugar en territorio nacional que sea ajeno a dicha festividad, se lleva a cabo el 1º de noviembre, fecha en que recordamos a los niños fallecidos, y el 2 del mismo mes a los adultos; se cree que en estos días las almas vuelven a la tierra para “convivir” y disfrutar de lo que en vida los hizo felices.
¿Cómo se celebra?
- Altar de Muertos es un homenaje a los que ya se fueron, este es diseñado en forma de escalera, cada nivel representa los mundos que el difunto debe cruzar para llegar al descanso eterno. Dos pisos: cielo y tierra; tres niveles: cielo, purgatorio e inframundo; siete pisos: niveles del inframundo.
- Calaveritas: son composiciones escritas en verso a modo de epitafios, suelen dedicarse a personas (vivas) como si estuvieran muertas, a base de versos llenos de humor.
- La Catrina: son calaveras vestidas de gala representadas en contextos de burla hacía una situación, fue creada por José Guadalupe Posadas como crítica al gobierno, más tarde, fue retomada por Diego Rivera y asociada con el Día de Muertos.
- Rituales: actualmente en diversas partes del país se hacen representaciones de rituales prehispánicos con el fin de mantener viva la tradición y recordar las raíces de los mexicanos, así también, para mostrarle al mundo la riqueza de nuestra cultura. Algunos de los más famosos son: Veracruz, Xcaret (Quintana Roo), Pátzcuaro, Oaxaca, Xochimilco.
- Dulces típicos: calaveritas de azúcar o chocolate con el nombre en la frente de la persona a la que se la regalarán, llenan el país.
Las celebraciones de Día de Muertos en las comunidades indígenas de México fueron proclamadas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2003. Una razón más para estar orgullosos de nuestro país.