El antiguo convento de San Francisco, hoy Museo Regional de Querétaro, guarda entre sus paredes historia, cultura y una leyenda bastante perturbadora.
Se dice que cuando el convento estaba en su auge ocurrió algo bastante peculiar; resulta que uno de los seminaristas que se preparaba para convertirse en sacerdote tenía tiempo sintiendo la presencia de alguien. Un día en su camino a misa, una mirada pesada lo hizo voltear, y para su sorpresa se trataba de una hermosa mujer; al día siguiente pasó lo mismo, por lo que buscó ayuda en su confesor, este le dijo que se trataba del diablo queriendo alejarlo de sus votos.
Ante tal descubrimiento, el joven seminarista decidió no asistir a misa el siguiente día y rezar en su habitación. Por la tarde sus compañeros fueron a tocar su puerta para asegurarse que todo estuviera bien, y así era.
No fue hasta la noche que el ambiente se tornó turbio, gritos y ruidos extraños provenientes de la celda del joven despertaron a todos, por lo que corrieron a ver qué sucedía, sin embargo, la puerta se encontraba trabada; los sonidos no cesaban, así que se pusieron a rezar desde afuera.
Mientras tanto, adentro del cuarto se encontraba el seminarista y la mujer antes mencionada, solo que ya se había transformado en el diablo mismo; los rezos seguían dentro y fuera de la celda, hasta que se escuchó un estruendo.
Finalmente la puerta se pudo abrir, hay versiones que dicen que el joven sobrevivió gracias a su fe, otras que fue encontrado muerto al interior; la habitación quedó con un gran hueco en el techo por donde escapó el demonio, hoy se le conoce como el agujero del diablo.
¿Dónde está? Frente a Jardín Zenea. Prolongación Corregidora #3 Sur, Centro Histórico.
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