¿No quisieran a veces ahorcar al mesero del restaurante porque les parece lento o atolondrado? En estos casos hay que tener paciencia porque, la verdad, trabajar en un restaurante va más allá de sólo servir lo que ordenas; hay que aguantar largas jornadas de trabajo, ajetreos, mentadas de madre, cansancio, estrés y además sonreírle al cliente. No digo que sea el peor trabajo del mundo, pues considero el servicio como una de las partes más humanas y reconfortantes de un trabajo, es gratificante; sin embargo muchos desconocemos el esquema laboral de un restaurante, y como dice el dicho “aprendes a conocer a las personas por como tratan a los ancianos, a los niños y a los meseros” así que, si eres consciente (y educado) no querrás parecer algo que no eres.
A continuación te dejamos cinco tips de lo que no debes hacer en un restaurante:
Chasquear los dedos, silbar o decirle “oiga, jefe” a un mesero.
Es de mala educación tratar de llamar la atención del mesero de ese modo, tal vez para llamar a tu mascota esté bien pero para una persona que además lleva 10 horas de servicio, no es lo más agradable. La manera correcta de hacerlo, es muy simple: de forma discreta levanta la palma de la mano abierta o semi abierta con dos o tres dedos (dos, no uno, por favor); en algunas ocasiones, un gesto corporal o una mirada es suficiente.
Para Meseros: siempre es importante estar al pendiente de la sala (sin incomodar), estar al tanto de sus mesas y siempre de frente al comensal; anticipa sus pedidos.
Evitar dejar propina.
Si bien es cierto que no es obligatoria, según lo dice la PROFECO “es una gratificación voluntaria y no hay recurso legal alguno para obligarte a darla”, también es cierto que todos buscamos generar mayores ingresos para mejorar nuestra forma de vida. No seamos miserables, si el mesero se esmera en darte un buen servicio, lo ideal es dejarle propina.
Muchos ignoramos que en algunos lugares esta gratificación se reparte entre el mesero, el lavaplatos, el cocinero, etc, eso también hay que considerarlo al dejar propina, pues al final al mesero le toca alrededor de un 4%.
Para meseros: si ya es de mal gusto que no te dejen propina, es todavía peor exigirla; esmérate, recuerda que el servicio es una vocación y cada mesa es una oportunidad para pulirlo; las gratificaciones económicas siempre llegan cuando hacemos lo que nos gusta.
Pedir descuento por ser amigos del dueño
Alegar ser amigo del dueño o conocerlo aunque sea de vista, no te dará ninguna ventaja en cuanto el esmero en la atención, ni un descuento; además, los verdaderos amigos respetan el trabajo de sus amigos. Alguna vez, un gran señor, dueño de varios restaurantes, me dijo “Israel, mis amigos son los que pagan”. El hecho de tener un restaurante, en donde las bebidas y los alimentos se consideran como “en abundancia”, es casi como pensar que si tú vendes casas, me puedes regalar una. Recuerda bien: si eres su amigo, respetarás su negocio; no es su casa; no eres parte del negocio; no estás en el organigrama.
Para meseros: ¿qué les digo? En todos lados se cuecen habas, ya ven que al CANACA nadie le ha regresado sus 50,00 y aguas con #ladyprofeco. Así que aguanten, hermanos, sólo sonrían y jamás le escupan a la bebida del cliente.
Cuando un restaurante está lleno…
No vas a recibir la misma atención que cuando está vacío, esto es un hecho. Sé paciente, recuerda que no todos los días son 10 de mayo, 14 de febrero o 16 de Septiembre y el restaurante trabaja con las personas que necesita para el servicio diario (por si pensabas que contratar más personal podría ser una solución, te equivocas); mejor reserva con tiempo, sé puntual y haz tus órdenes de manera estructurada y de una sola vez para que tu comida llegue junta y no esperes demasiado, en vez de pedir un taco cada que el mesero aparece.
Gerentes: Rolen turnos, analicen su carta y vean si es factible para trabajar en un día de lleno total o si es mejor recortarla con platillos más eficaces (y rentables); chequen bien su equipo de trabajo y sobre todo preparen a su personal, la comunicación efectiva lo es todo; reforzar áreas donde el trabajo suele colapsar también es otra gran idea como bar tenders, runners (quienes llevan la comida) y dejen un par de meseros por zona que apoyen a sus compañeros para levantar muertos (platos y vasos terminados).
Controla a tus hijos
Hasta que crecí me di cuenta de por qué mis papás me pellizcaban para que me comportara en el restaurante. Para mí era una sala de juegos donde podía correr por todas partes, brincar en los sillones, en otras mesas, molestar al mesero, pedir un montón de popotes. Esto dificulta el trabajo del personal y además incomoda a otros comensales, así que controla a tus adorables pequeñitos.
Para restaurantes: si no disponen de un área de juegos, siempre es bueno tener recursos de entretenimiento y tacto, por si los papás dejan que sus hijos exploren sin retención alguna del ambiente. Sé paciente e indica de manera amable que pudiera surgir algún percance, alguna caída o accidente y por nada del mundo espantes a los niños.
Recuerden que todos somos seres humanos tratando de vivir en una sociedad de por sí muy fastidiada como para todavía fastidiar más al prójimo. Exijan con elegancia y tacto, eso ayuda más que la prepotencia. Además enojarse es malo para el alma y el hígado.