El Panteón de los Queretanos ilustres guarda historia y una leyenda que involucra a Maximiliano de Habsburgo; así es, se cuenta que si pasas por la noche, podrías encontrarte con su sombra.
Antes de continuar, debes saber que no siempre fue un mausoleo, este espacio era el cementerio del Convento de la Cruz.
Dicho lugar era resguardado por un hombre, el cual llegaba a hacer su trabajo e iba a su casa, sin mayor novedad, pese a que se trataba de un panteón. Todo cambió un día que entre susurros escuchó su nombre, intentó no prestar atención, pero su cuerpo se erizó y el miedo apoderó de él; cuando se decidió a voltear, se dio cuenta que solo había una sombra, por lo que corrió y corrió, hasta que sus piernas se paralizaron por el temor.
Cayó al piso y se vio alcanzado por la sombra; esta le puso algo en la mano y cerró su puño, acto que hizo que el cuidador se desmayara. Cuando lo encontraron, fue llevado al médico para su revisión, todo parecía en orden, menos su mano que no lograba abrir.
Su puño continuó así durante tres días, una vez abierto, vio que había una moneda de oro con la imagen de Maximiliano.
Se dice que el emperador pasó unos días prisionero en La Cruz; también estuvo su cuerpo, un tiempo, después de su fusilamiento en el Cerro de las Campanas.